Es uno de los partidos mas recordados de la historia de la Copa del Mundo, aconteció un 8 de Julio de 1982 en el Estadio Ramón Sánchez Pizjuán de la ciudad de Sevilla, allí se enfrentaban Alemania Federal y Francia, por una de las semifinales del Mundial España 1982.
No sería un partido mas el que protagonizaron germanos y franceses, ese día viviríamos mas de 120 minutos dramáticos de fútbol, donde Francia pareció rozar la gloria de llegar a su primera final mundialista, pero terminó cayendo ante la estirpe y la fortaleza de los alemanes.
Los alemanes venían de dejar afuera a Inglaterra y a España en la fase de Cuartos de Final, en un «grupo de la muerte», mientras que Francia había tenido un camino mas accesible, dejando por el camino a Austria e Irlanda del Norte.
Alemania se adelantó a los 17 minutos por intermedio del delantero Pierre Littbarski, pero los galos se fueron enfurecidos en busca del empate, y fue el gran Michel Platini a los 26 quién se encargó de poner las tablas en el marcador de penalti.
Con el dominio francés en el juego comenzó la segunda mitad, y a los 56 minutos se produciría la gran polémica, cuando el portero Harald Schumacher llega tarde y embiste al defensor francés Patrick Battiston en forma muy violenta con su rodilla.
El futbolista galo quedó inconsciente tirado en el piso, debiendo ser retirado del campo de juego con conmoción cerebral, mientras que el árbitro increíblemente no expulsaba al portero alemán, en una decisión que hasta hoy en día no se puede entender.
El partido prosiguió, Francia con su juego atildado dominaba sobre el campo de juego, pero la paridad se mantuvo hacia el minuto 90.
Los 30 minutos de la prórroga serían de los mejores de la historia de los Mundiales; Francia rozó el triunfo cuando se adelantó 3-1 con los tantos de Marius Tresor (92) y Alain Giresse (98), pero los «teutones» nunca se amilanan en estos casos.
De la mano de su estratega Karl Heinz Rummenigge, Alemania descontó a los 102 minutos, antes de irse al descanso, y tras la reanudación Klaus Fischer con una espectacular chilena empató el encuentro a los 108 minutos.
Una Alemania envalentonada salió en busca del triunfo, pero no logró conseguirlo sobre el final. Tras el pitazo del árbitro holandés Charles Corver, los penales -que por primera vez se utilizaban en un Mundial- decidirían el finalista de la Copa del Mundo.
Tras la primera tanda de penaltis, el empate continuaba (4-4), habiendo marrado Ulrich Stielike para Alemania y Didier Six para los galos.
En el uno y uno, el portero Schumacher le detiene el remate al gran Maxime Bossis -uno de los mejores defensores del torneo-, mientras que el «tanque» Hrubesch se encargaría de darle la victoria a Alemania, que lo colocaba en la gran final ante la sorprendente Italia de Paolo Rossi.
Francia por su parte, habiendo jugado quizás el mejor fútbol del torneo, se debió consolar con disputar el encuentro por el tercer y cuarto puesto ante Polonia.
Antony Callero