
En una tanda de penales muy loca, CANADÁ se quedó con el oro femenino en fútbol, tras vencer 3-2 a Suecia (1-1 en tiempo reglamentario).
Después de haber conseguido el bronce en Londres 2012 y Río 2016, llegó la hora de quedarse con la gloria para las canadienses.
El partido fue de trámite parejo, quizás las suecas habían llegado como favoritas a la final, pero no lograron demostrarlo dentro del campo de juego.
Stina Blackstenius a los 34 minutos puso en ventaja a las suecas, pero en la segunda parte las canadienses llegaron a la igualdad por intermedio de Jessie Fleming de penalti sobre el minuto 67 de juego.
No se rompió el empate tampoco en la prórroga, por lo que el título se definió en la tanda de penaltis.
Allí el nerviosismo ganó a las jugadoras de ambos equipos, solo 5 de los 12 remates fueron convertidos.
En la primera tanda, Suecia tuvo la gran oportunidad en el quinto remate, pero Caroline Seger pateó su remate por encima del horizontal.
Acto seguido, la portero Stephanie Labbé contuvo el tiro penal de Andersson, y Julia Grosso -con un poco de fortuna- anotó el último para dar el primer título olímpico a Canadá, que en Cuartos de Final eliminó a Brasil también en la tanda de penaltis, y en semis se cargó a la favorita, Estados Unidos.
Suecia hizo un torneo casi perfecto, pero no le alcanzó. Ganaron 5 partidos, y empataron en la final, pero los penales le dictaron sentencia.
En la lucha por el bronce, Estados Unidos, 4 veces campeona olímpica del fútbol femenino, se impuso 4 a 3 a a Australia en un partido.
Dobletes de Megan Rapinoe y Carli Lloyd para las americanas, mientras que para los «aussies» anotaron Kerr, Foord y Gielnik,
Antony Callero