Año 1992…tiempos difíciles en Europa, en los Balcanes una cruenta Guerra se había desatado en la Ex Yugoslavia, y en medio de esa crueldad una Escuelita de Fútbol que nace en Bosnia, parece un locura, pero no lo es.
Predag Pasic fue un jugador de orígen bosnio, que defendió la selección de Yugoslavia en el Mundial de España 1982. Jugó en el Fútbol Club Sarajevo, y después emigró a la Bundesliga Alemana para pasar por el Stuttgart y el Munich 1860, colgando los botines en 1988.
Regresó a su país, y cuando se desata el conflicto bélico pensé en emigrar, pero no…debía quedarse a ayudar, principalmente a los niños desprotegidos.
Los directivos del Stuttgart ofrecen a Pasic regresar a Alemania, para hacerse cargo de sus Escuelas de Fútbol, pero el ex futbolista se niega.
“Sarajevo es mi ciudad y sus habitantes son mi gente. Todo el mundo me conocía y me quería por haber sido la estrella del FK Sarajevo. Se identificaba conmigo y, en cierta forma, yo les pertenecía. No lo pensé ni dos veces. Supe que debía quedarme”, dijo Pasic
“Quería ser útil, pero no sabía cómo. Lo que más me angustiaba era la situación de los niños. No soportaba saberlos encerrados, ociosos, angustiados y sin esperanza. Fue, pensando en ellos, que se me ocurrió la idea de abrir una escuela de fútbol bajo las bombas.”
Fue así que para alejar a esos pequeños del horror y la crueldad de la Guerra, decide formar la Escuela de Fútbol Bubamara, que dio su puntapié inicial un 15 de Mayo de 1993.
A través de Radio Sarajevo hace un llamado convocando a niños de cualquier origen y religión, pensaba que quizás 20 o 30 pudieran animarse a venir, no era fácil salir de sus trincheras en sus casas, una bala perdida podía acabar con la vida de cualquier chico o persona. Sin embargo el llamado fue todo un éxito, nada menos que 200 niños se presentaron, y en pocos días esa cifra aumentó a 300.
Pasic había conseguido que esos niños se olvidaran de las bombas y de las armas, disfrutaban de un par de horas jugando al fútbol, y conviviendo con otros pequeños sin importar raza o religión.
“Bubamara era un oasis de paz. Afuera de la escuela, croatas, serbios y bosnios se mataban o se rehuían. En la escuela, adultos y niños seguían viviendo como siempre lo habían hecho en Sarajevo”, decía Pasic en una entrevista.
Dentro de esos niños que esquivaban balas para poder ir a entrenar a la Escuelita, había varios que después llegarían a triunfar en el profesionalismo, el mas reconocido, el centro delantero Edin Dzeko.
La Guerra finalizó en 1995, solo en Sarajevo se cobró 11.451 vidas, fueron tiempos difíciles, pero Pasic aguantó a pie firme con su proyecto, que llegó a tener 5 Escuelas en todo el país, con aproximadamente 5.000 chicos pateando un balón.
Hasta que la política nuevamente entra en juego, Pasic no tiene las mejores relaciones con el partido ultranacionalista de turno, y las autoridades lo despojan del Centro Deportivo, que pasa a manos del FC Sarajevo.
Por todos los medios Pasic intenta recuperar algo por lo cuál tanto luchó, pero fue imposible, y en Abril de 2014 decide tirar la toalla.
Hoy la Escuela ya no existe, pero su creador igualmente se siente orgulloso de lo conseguido: “Me queda un solo consuelo. Más de 10 mil niños pasaron por mi escuela. Les sigo la pista a muchos. En su mayoría son buenos profesionales. Unos 40 son excelentes futbolistas profesionales. Ninguno acabó en los rangos de los partidos políticos que pudren a Bosnia y Herzegovina.”
“No pasa una semana sin que encuentre uno que otro ex alumno en la calle, en un restaurante o en el cine. Todos me dicen lo mismo: ‘usted me salvó del odio’. Y eso no me lo quita nadie.”, termina diciendo Pasic.
Antony Callero